lunes, 23 de mayo de 2011

El cáncer de los restaurantes

Recuerdo que abrí este blog con el fin de desahogarme y despotricar por el mal servicio que por karma o mala suerte muchas veces recibo en los restaurantes sin importar la categoría.


Y es que Tiquicia no es el único lugar donde se padece el cáncer de los restaurantes.
Como buena comensal de la comida italiana, no dejo pasar oportunidad para saciar mi antojo. En cualquier parte del mundo donde he ido siempre he encontrado un italiano.


Conozco a alguien que se ha dedicado a probar las hamburguesas de TODOS los lugares a los que va, sin importar que tipo de restaurante sea (no se porque se molesta en leer el menú si al final pide una hamburguesa). Yo que también tengo mis mañas, cuando no se que comer lo resuelvo ordenando una pizza, la comida más popular del mundo.


Uno de esos días, la salida práctica fue pedir una pizza para la cena. El teléfono no tan inteligente de mi amiga, nos dio el número de la Trattoria, a 700 metros del apartamento, en Tempelhof, Berlin. Ordenamos lo que siempre piden los vegetarianos, pizza margarita, pero no tenían servicio de entrega, así que tocó caminar.


Una vez en restaurante decidimos comer ahí, pero la respuesta al mejor estilo alemán fue simple y cortante "zu spät " (muy tarde) ya la pizza estaba empacada. So what? La mujer italiana apenas se las arreglaba para atender dos mesas, el resto del restaurante estaba vacío, pero no podíamos quedarnos ahí.


Talvez sea una buena idea comer el parque ¿compramos algo de tomar? me preguntó mi compañera. Sin embargo recibimos un nuevo NO por parte de la mesera, que perfectamente podría ser la dueña del negocio. "Große Preis", a pesar de que no preguntamos por precio en ningún momento, es más barato si lo compran en un minisuper,  dijo. Tan considerada la señora, preocupada por mi bolsillo.


La moraleja es sencilla: NO  le digan NO al cliente ¿será tan difícil?