Esta idea la tenía desde hace muchos años ya, cuando un amigo muy querido a quien tengo que darle crédito, me propuso escribir una especie de columna para un periódico para evaluar los lugares donde comemos regularmente. No el restaurante caro del mirador sino la soda de pueblo donde sirven las mejores hamburguesas. La idea se quedó bailando por ahí en el inconsciente.
Ayer, por inspiración de un plato de gnocchi, me empezó a rebotar una neurona con aquella vieja idea y así nació comasesta...