miércoles, 16 de septiembre de 2009

Para saborear con los 5 sentidos

Esta recomendación será más una provocación egoista que una sugerencia. Se trata de un lugar único, acogedor, especial para la tertulia y los buenos momentos con los compas o la pareja pero solo se llega si alguien lo lleva. Fuimos a la Casita del Tren, si usted entiende de lo que hablo no necesitará que le diga donde es.

Después de dejar que nos echaran el cuento (Festival San José Puro Cuento) en un encuentro poco casual se nos unieron dos amigas para hacer el grupo irrepetible, fue entonces cuando los sorprendí con la propuesta. Iban en total tres vírgenes.

La escena típica, el perro que nos recibe en la entrada, algo viejo y de paso lento se comporta como el mejor anfitrión.

A la luz de las velas y con jazz de fondo hasta la pizza más "spicy" cura la gastritis y ni siquiera los temas de género nos calientan la cabeza. Vegetaria combinada con de la casa -jamón y peperoni- y vino tinto. Un menú muy básico pero no hace falta más.

Si va un viernes haga su reservación o espere afuera pacientemente por una mesa, porque la gente hace fila para entrar.

A mi me llevaron por primera vez unas colegas  y desde entonces yo he llevado a unos cuantos más a compartir una noche de antojos y glotonería en la Casita del Tren, nombre muy atinado con el que se refiere al lugar mi amiga la macha.

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